EL SECTOR PRIVADO SÍ QUIERE TRABAJAR
Los apagones de 14 horas y la suspensión de la jornada laboral el próximo jueves 31 de octubre, hace que las empresas y la ciudadanía atraviesen un peor momento. El Gobierno decidió aumentar un día de vacaciones en el país sin consultar a los principales gremios productivos, educativos y sindicales. Al igual que en abril, lo decidieron casa adentro, en Carondelet, con el pretexto de apoyar al turismo. Que, por cierto, es una excusa de la que se ha desmarcado el gremio de ese sector. La afectación de contar solo con dos días laborables en una semana es que los procesos se interrumpen. En la educación, los expertos lo han dicho hasta la saciedad: la incertidumbre de los alumnos y la falta de continuidad en los planes educativos pasan factura. Más aún, cuando las autoridades gubernamentales y municipales han pedido que no se envíen tareas. Es decir, el estudiantado perderá cinco días. En lo productivo, la vacación forzosa es una afrenta a la voluntad de los empresarios y los trabajadores de salir adelante como sea. Las empresas se amoldan a las necesidades de sus consumidores, pero, en estas circunstancias, esto significa asumir costos y perder ganancias. Es decir, perder valor. Pero la pregunta que se hacen es: ¿hasta cuándo? En lo laboral, la afectación es que encarece la relación entre empresarios, emprendedores y trabajadores. Hay mayor riesgo. Crear y sostener los empleos no llega con un decreto presidencial o acuerdo ministerial.