CARRETERA ABANDONADA

Debido al trabajo que desarrollaba mi padre, parte de mi adolescencia la viví en la ciudad de Latacunga, donde recientemente tuve la oportunidad de regresar después de varios años sin hacerlo. Decidí tomar la carretera que sale de Guayaquil, pasa por El Triunfo y llega a Riobamba, para luego continuar hacia Latacunga. Por supuesto, la vía que está concesionada hasta El Triunfo se encuentra en óptimas condiciones, aunque todavía es necesario ampliar un tramo entre El Triunfo y Bucay, lo cual considero imprescindible. Me alegra ver que la concesión hecha hace algunos años desde la provincia del Guayas sigue funcionando con carreteras en buen estado. Sin embargo, al cruzar el puente sobre el río Chanchán y entrar al sector de Bucay, el último cantón de la provincia del Guayas, la carretera está destrozada desde ese punto hasta prácticamente llegar al páramo que se encuentra más arriba de Colta. Lo veo con mucha pena, no solo por el estado de la carretera en este momento, sino también por su abandono en ese trayecto. No hay un equipo caminero trabajando ni un proceso de mantenimiento. Únicamente algunos moradores, con montones de tierra, cobran algo por sus desesperados esfuerzos por tapar unos pocos huecos. He vivido lo suficiente como para entender que un país sin una vialidad adecuada y óptima no puede avanzar hacia el progreso, porque precisamente las vías por donde circulan los productos no petroleros, que son la base sustancial de su riqueza, están totalmente afectadas y sin solución a la vista. Al contrario, las he visto en total abandono. No sé si es un tema de presupuesto, de falta de conocimiento o de intención; pensaría que se debe a la falta de priorización de lo urgente, y es por esto que se dan estas circunstancias. Todo lo mencionado le cuesta millones de dólares al país: por demoras, por el desgaste de los vehículos, por la falta de turismo, por el retraso en la llegada de los productos, por los accidentes, y por la falta de inversión debido a la ausencia de una vialidad adecuada. Esta carretera es indispensable, y su estado actual es inaceptable. Como ciudadano, hago un llamado a las autoridades, tanto nacionales como provinciales, para rescatar al país de estos episodios lamentables de abandono. No se trata de un gobierno en particular, sino de la actitud de quienes están al frente de la solución de los grandes problemas del país.