Los Juegos Ancestrales que se Niegan a Morir en Manabí

En La Badea, una comunidad rodeada de verdes montañas rememoran los juegos populares. Estas actividades ancestrales y alegres se niegan a morir por el empuje y el entusiasmo de los habitantes de este pequeño poblado de la zona rural del cantón San Vicente, en el norte de la provincia de Manabí. “Son costumbres y tradiciones que nos han acompañado desde nuestra infancia, por eso hacemos una jornada colorida para que quienes están pequeños las valoren y puedan irse transmitiendo de generación en generación”, expresa Editha Alcívar, presidenta de la comunidad. La jornada de juegos populares se da entre gallardetas, música bailable y el pueblo dejando sus casas para apostarse en una cancha de tierra. Acuden niños, adolescentes, mujeres, adultos mayores a divertirse, dejan de lado los problemas para recordar y participar. Y como en Manabí lo raro y novedoso siempre se hace presente, hasta los nombres de los juegos tienen su toque pintoresco y jocoso.

El primero de ellos fue el famoso ‘mete y saca’. Tres hombres son llamados a la acción y para ello deben amarrarse un plátano en la cintura para empujar una naranja hasta la línea de meta. Uno de los participantes fue Fabricio Lara Loor, alcalde de San Vicente, a quien los habitantes de la zona lo desafiaron al reto. El burgomaestre sorprendió a todos y fue el ganador. “Es hermoso volver a ser parte de estas actividades que nos nutren el alma de aquellos recuerdos de nuestra infancia”, dijo el funcionario con una sonrisa. Este mismo juego también incluyó a mujeres. Una de ellas con movimientos jocosos y con un meneo de cintura se convirtió en ganadora dejándole a gran distancia a sus dos contendoras. Todos llevan premios sorpresas para motivar la participación. Luego fue el turno del segundo juego llamado ‘rajar leña’. Convocaron a dos varones, sin embargo dos mujeres que estaban preparando comida criolla en el evento dejaron sus puestos y asumieron el reto. Ellas, como imagen de la mujer manabita aguerrida y trabajadora dieron una muestra de como se usaba el hacha para partir los troncos. Este acto se ganó el aplauso del respetable público.

“Las mujeres de La Badea y de Manabí en general somos muy trabajadoras, incansables y fuertes. Nos acostumbramos a ayudar a nuestros ancestros en las labores del campo y el hogar, aquí lo hemos demostrado”, dijo María Zambrano. Otro jocoso juego, sobre todo por su nombre, fue el del huevo más largo. Aqui los participantes debían agarrar un huevo con cáscara y lanzarlo lo más fuerte que pudieran. El que obtenga mayor distancia era nombrado como el huevo más largo de la jornada. Esto derivó en risas de los asistentes. Las abuelitas también participaron activamente de los juegos populares, sobre todo en el de pelar yuca y desgranar maíz. Esto evidenció la rapidez que tienen en sus manos las mujeres de la campiña manabita. Uno de los juegos más esperados fue el reconocido en la zona como ‘chancho encebado’. La inscripción costó cinco dólares. El que agarraba el cerdo se lo llevaba. Los participantes fueron niños hasta los 12 años quienes ingresaban a una especie de corral para cumplir el objetivo. Lo dificultoso del asunto es que el pequeño marrano era bañado en abundante aceite. Cuatro niños participaron tratando de atrapar al cerdo. Todo eso en medio de risas y aplausos de los asistentes.

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