EN EL ECUADOR HAY HAMBRE

Algo estamos haciendo bastante mal para que, siendo el mayor exportador del mundo de productos como banano, camarón o granos de cacao, uno de cada tres ecuatorianos viva en un hogar sin alimentos suficientes. Tras varios varios años de diagnosticar y planificar la batalla en contra de la desnutrición crónica infantil, cabe plantear el problema desde una perspectiva mucho más amplia. Las causas de la desnutrición crónica infantil son varias. Además de la provisión de alimentos apropiados durante los “primeros mil días” de vida (para esto incluso se entrega un bono), el problema radica en la contaminación del agua que consumen los habitantes de distintas zonas del país, así como la falta de educación. La educación es un factor tan determinante en la salud de los miembros del hogar, que la desnutrición alcanza el 26% de los hogares de mujeres que no tienen educación formal, reduciéndose a más de la mitad en hogares donde la madre sí recibió educación superior. Bien haría Ecuador en ampliar el espectro de cómo mira y concibe el problema de “la desnutrición”, pues lo que hay en el país es una inseguridad alimentaria en todas las regiones y, más aún, en todo grupo etario. Entender la complejidad de los problemas sociales que enfrenta Ecuador es fundamental para tomar decisiones. Esto ayuda a entender por qué una política de “mano dura” para frenar el crimen no sirve, si no se acompaña con una estrategia social que permita pensar a miles de ecuatorianos que el crimen no es la única solución a corto plazo para paliar el hambre de sus familias.

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