EL MALESTAR QUE DEJAN LAS SENTENCIAS DE METÁSTASIS
El entusiasmo que despertó en un inicio el caso Metástasis, con los primeros allanamientos y detenciones, causa ahora profunda inconformidad. Debido a los beneficios que implica el procedimiento abreviado, los sentenciados están recibiendo penas llamativamente reducidas. Los irrisorios montos de las multas de reparación contrastan con los abultados valores de los sobornos y tarifas que se mencionan en el caso, y que engordaron los bolsillos de funcionarios. Los condenados deberán ahora “devolver” el dinero que confesaron haber recibido ilegalmente, pero queda la lógica duda sobre si los montos se ajustan a lo recibido. Tanta condescendencia genera una válida sensación de impunidad e injusticia, especialmente si se tiene en cuenta el inconmensurable daño que los sentenciados le hicieron a la institucionalidad del país y a la confianza ciudadana, y el carácter vil e inescrupuloso que tantos de ellos —algunos incluso reincidentes y prófugos extraditados— exhibieron mientras cometían los delitos. Llama la atención la gran cantidad de acusados —dieciséis— que optaron por esta figura. ¿En realidad esto ayudó a esclarecer la verdad? Aunque amarga, una figura como la cooperación eficaz es a veces necesaria. En diversos países, la justicia ha debido mostrarse indulgente con acusados, a cambio de información que permitió esclarecer casos que luego se tornarían emblemáticos. Sin embargo, ahora le corresponde a la Justicia ecuatoriana comunicar y demostrar que, en este caso, el uso del procedimiento abreviado ha sido igualmente fructífero. Si, al contrario, solo ha servido para ahorrar tiempo y recursos de la administración, estará contribuyendo aún más al descrédito de la Justicia.