URGEN PROPUESTAS PARA FOMENTAR EL EMPLEO
Por más que resulte fastidioso, es necesario insistir en la urgencia que representa la dramática situación laboral del país. Millones de ecuatorianos —y cada día son más—, necesitan un trabajo digno. La cantidad de empleo adecuado hoy en Ecuador es la misma que en 2010, pese a que ahora existen dos millones más de personas en la población económicamente activa. En los últimos diez años –desde que el país comenzó a pagar la abultada cuenta de haber seguido un modelo económico equivocado— han desaparecido 600 mil puestos de empleo adecuado. Todo esto significa más jóvenes desempleados, menos movilidad social y posibilidades casi nulas de reinventarse en el mundo laboral. Este panorama, sumado a la falta de crecimiento económico, implica a mediano y largo plazo una bomba de tiempo. ¿Qué va a pasar, en un futuro, con todos esos ecuatorianos que hoy están envejeciendo sin aportar para una jubilación y sin formar un patrimonio? ¿Qué va a suceder en el país conforme se agudice la descomposición social que dejan el crimen y la migración irregular, producto de la falta de empleo? Tarde o temprano el país tendrá que hacer lo correcto, pero mientras más tiempo pase antes de ello, más doloroso será el ajuste. De entre todas las medidas que se proponen, hay dos que son las más plausibles y seguras. Primero, es inevitable, por elemental sentido de supervivencia, que el país opte por una flexibilización laboral que permita movilizar su fuerza de trabajo. Segundo, se debe impulsar la minería formal a gran escala, el único sector que puede traer abundante y rápido crecimiento económico. El resto vendrá por añadidura.