UNA SOCIEDAD QUE NO SE DEJA DERROTAR

A veces es necesario tocar fondo para reaccionar y volver al ruedo. Y en ese sentido, Ecuador, sumido en crisis constantes, debe acudir hoy a las urnas a votar con sabiduría y patriotismo, buscando un mañana esperanzador. Más allá de encaminar futuras reformas o no, que el espíritu cívico que hoy mueva a la ciudadanía sea el rechazo a convertirse en una sociedad derrotada. Los episodios de corrupción, en los que hemos visto a nuestros políticos y autoridades de justicia involucrarse con la esfera del crimen organizado, deben generar repudio, pero no agotar la fe por tener autoridades y sistemas que funcionen. Tampoco tenemos por qué resignarnos a tener ciudades violentas, o acostumbrarnos a toques de queda que modifican nuestras rutinas de siempre, solo porque así lo decide el hampa. Hay que insistir en la unión, porque es la clave para superar cualquier calamidad. Las autoridades, los gremios y la propia ciudadanía debemos recuperar los espacios de diálogo para tener mejores ciudades y un mejor Ecuador. Gobernadores, alcaldes, prefectos, no pueden mirar hacia otro lado. Junto a las cámaras de la producción, deben plantear soluciones a las crisis que vivimos, promover campañas que generen concientización y que motiven al ecuatoriano a perder el miedo y a retomar su dinámica diaria, superando toda adversidad.

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