PATEAR OTRA VEZ EL PROBLEMA HACIA DELANTE
Conforme arranca la discusión de la proforma presupuestaria para 2024, vuelven los temores justificados de que el Gobierno solo esté pateando para el próximo año los graves problemas de desfinanciamiento. Se vislumbra una estrategia que, una vez más, se basa en sobrellevar antes que en corregir. El país insiste en mantener un déficit fiscal que requerirá deuda para financiarse. Por más que se diga que se lo reduce a niveles ‘manejables’, se trata siempre, en dolarización, de un problema grave. Se busca, por medio de señales favorables al mercado como las recientes reformas tributarias, conseguir deuda nueva para pagar la deuda vieja. Sin embargo, esa táctica ya conocida implica apenas postergar el problema y debe, además, tener en cuenta el sensible aumento en el servicio de deuda que vendrá el próximo año. Lo mismo se busca hacer con los atrasos pendientes; pagarlos con los recursos presentes, es decir, generando atrasos futuros. Muchos de los elementos que han permitido apagar el incendio presupuestario de este año —como las contribuciones especiales— son ingresos de solo una vez. Otros, como la contribución sobre las ventas, son apenas adelantos cuya ausencia se sentirá más adelante. Hay también aquellos que, como los ingresos petroleros del ITT, siguen atorados en indefiniciones; puede prolongarse, pero mientras no haya un arreglo claro con la Corte Constitucional, la espada de Damocles del cierre definitivo sigue allí. Mientras, en los temas que sí pueden significar una verdadera diferencia para las arcas del Estado —minería, petróleo y subsidios— siguen pendientes las decisiones de envergadura.