En la búsqueda de recursos para cubrir los gastos del Estado, el presidente ha planteado subir el IVA al 15 %, y reducir el gasto público en mil millones para financiar el conflicto armado interno. Entre sus opciones, no aparece los ahorros en empresas como Petroecuador, aunque su ministro de economía y finanzas tiene una evaluación.
La ineficiencia se ve por ejemplo en la situación de dos de las tres refinerias: la de Esmeraldas y La Libertad, ambas en estado crítico y sin plan de arreglo en el corto plazo. Mientras tanto, ha crecido el gasto en compra de derivados. El consumo de diésel premium, por ejemplo, subió en un 8.75 % en relación al 2022, mientras que las gasolinas extras y ecopaís lo hicieron en un 5.6% en el sector del transporte.
En el sector eléctrico, el consumo de diésel 2 se disparó en 261 %. Es el combustible que se usa para la generación eléctrica porque las hidroeléctricas no abastecen la demanda nacional, sobre todo en época de sequía. Es allí donde se van los recursos. “Nosotros tenemos que corregir la estrategia de seguridad energética.
Tenemos que reducir importación de combustibles, aumentar producción nacional ,aprovechar recursos energéticos que tenemos, y no subsidiar a quien no necesita”, señala el analista Jorge Luis Hidalgo. Ecuador pagó USD 6 823 millones en importación de combustibles en el 2023.
Los expertos consultados consideran excesivo el gasto, porque se podría ahorrar importando, por ejemplo, nafta de menor octanaje pero con igual rendimiento. Desde hace 14 meses, fugaces gerentes de Petroecuador decidieron comprar naftas de 95 octanos y justificaban la compra bajo la promesa de vender gasolina super premium, cuya demanda disminuyó.
