Chile decide si acepta una constitución

El rumbo que tomó el segundo proceso constituyente atrapó al progresismo chileno en una gran paradoja: defender la Constitución vigente, que repudió por décadas por su origen dictatorial, ante la posibilidad de aprobarse una propuesta de carta magna con sello conservador y considerada más regresiva que la heredada. 

El contrasentido es tal que la extrema derecha, que nunca apostó por cambiar el texto fundamental vigente, junto a la derecha tradicional, defienden en el plebiscito de este domingo sustituir el redactado actual; mientras que quienes siempre habían insistido en una nueva propuesta ahora apuestan por mantenerlo. 

“Tal y como quedó la Constitución de 1980 reformada es mucho mejor que esta propuesta de nuevo texto constitucional, que refuerza normas que antes fueron problemáticas”, dijo a EFE la politóloga de la Universidad de Chile Claudia Heiss. Los conservadores, que tuvieron mayoría en el consejo que escribió el nuevo proyecto, defienden que «recoge» preocupaciones actuales como la seguridad o la migración, y aseguran que su aprobación pondrá fin a los cuatro años de incertidumbre institucional que provocó el estallido social de 2019. La izquierda, en cambio, califica el texto de «dogmático» y denuncia que supone «retrocesos» en derechos sociales

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