Santiago Palacios Montesinos
Comunicador Corporativo santiagopalaciosm@gmail.com
En la compleja arena política ecuatoriana, la elección entre forjar alianzas o buscar consensos emerge como una decisión de suma relevancia. La colaboración intrínseca a una alianza, persiguiendo metas comunes, contrasta con el consenso, donde la base es la obtención de acuerdos aceptables por todos.
El presidente electo Daniel Noboa ha logrado un triunfo político anticipado, sellando un acuerdo entre la Revolución Ciudadana, el Partido Social Cristiano (PSC), y el oficialista ADN. Este pacto, que se ratificará el 17 de noviembre de 2023 con la elección de Henry Kronfle como presidente de la Asamblea Nacional, delineará los primeros pasos de su mandato.
En la rica tradición política latinoamericana, resonancias de estabilidad y progreso se encuentran en pactos emblemáticos. La Concertación chilena, eje de la transición democrática en Chile tras décadas de régimen mili- tar, y el Pacto por México, impulsor de reformas estructurales, son ejemplos de consensos que trascienden ideologías. En Ecuador, el acuerdo entre las fuerzas políticas podría representar un primer paso hacia la estabilidad política, desbloqueando la senda para proyectos cruciales propuestos por Noboa, como la reforma tributaria y la revitalización de sectores clave, como la seguridad, la matriz energética y la reactivación económica.
A medida que avanzamos con un enfoque cooperativo y perspicaz, el trayecto hacia un país mejor se perfila como un camino más accesible y viable. En estos decisivos 16 meses, la consolidación de cimientos sólidos resulta imperativa para erigir un Ecuador seguro y económicamente
robusto. Al fusionar esfuerzos hacia un objetivo común, garantizamos que las bases para el progreso estén sólidamente establecidas, delineando el camino hacia un futuro próspero y sostenible para todos los ecuatorianos. Este pacto político, más allá de sus protagonistas, se configura como un paso firme hacia un horizonte de estabilidad y desarrollo compartido.
En el fulgor de esta coyuntura política, es esencial destacar que las decisiones tomadas en estos primeros meses repercutirán en el futuro de la nación. La capacidad de las fuerzas políticas para mantener la cooperación y el entendimiento será determinante para el beneficio de los ecuatorianos. Un país más fuerte y cohesionado aguarda, y depende de la habilidad de nuestros líderes para gestionar diferencias y construir sobre los puntos en común. En este proceso, la unión de alianzas estratégicas y consensos sólidos se revela como el camino más certero hacia un mañana prometedor.