MÁS ASAMBLEÍSTAS
El Censo de Población y Vivienda del año 2022, por cierto, con muchos cuestionamientos y tardío, muestra una cercanía a una población de 17 millones de habitantes en el país. Esta sola cifra al conciliar con otros cuerpos legales como el Código de la Democracia, La Ley de la Función Legislativa, y la misma Constitución, señala un incremento proporcional al de la población, en la incorporación de nuevos asambleístas, mismos que pasarían de 137 en la actualidad, para en las próximas elecciones llegar a un monto 150.
Las implicaciones son múltiples desde lo positivo hasta lo negativo, si logramos simular un balance de ello. Tendríamos mayor representatividad en términos de número, aun cuando eso no represente calidad, si no postulan los mejores y así se los elige siendo optimistas.
El gasto presupuestario para una Asamblea Nacional en crecimiento se multiplicará, en un país con una regresión en términos de recursos para afrontar sus necesidades más esenciales.
Se atomizarán más las parcelas de poder para consensuar en términos de ubicar acuerdos mínimos, situación que podría acarrear un germen de ingobernabilidad desde lo interno, mucho peor para conciliar con proyectos desde el Ejecutivo.
Será preciso regular este desajuste mientras se pueda hacer reformas, porque una poblada Asamblea Nacional, será, vistos los antecedentes, más difícil de encontrar acuerdos, mientras más componentes se incorporen. El más, no siempre es mejor, puede complicarnos más.
