OTRA FORMA DE CUIDAR LA DOLARIZACIÓN
Mucho se habla de precautelar la reserva internacional, de impedir que una cuestionada política de ‘Ecuadólares’ llegue a cristalizarse para con ello defender la dolarización, pero poco o nada se hace para blindar a la exportación y al comercio de una inseguridad rampante, dos fuentes que generan y ponen a circular esos dólares en el mercado local.
Las autoridades del Gobierno han decidido ‘vendarse los ojos’ para no ver la presión que el alto índice de violencia está generando en miles de negocios. Restaurantes y locales de servicios cerrados o funcionando amenazados ante la ola de robos, extorsión o ‘vacunas’. O industrias exportadoras que empiezan a sacrificar capital de trabajo para cubrir los costos adicionales que les genera el operar o el transportar su mercadería de forma segura. Ecuador pierde y mucho. No solo se trata de menos rentas. En el caso de las exportaciones es perder la buena imagen internacional que se tiene, por ejemplo en productos como el banano, cuyas cargas constantemente salen contaminadas con droga, lo que por ende podría traducirse en pérdida de espacios en mercados logrados con años de sacrificio. El Gobierno tendría que poner su mirada en lo urgente y escuchar a estos sectores para establecer mecanismos que alivien sus gastos. Hablar de negocios boyantes es hablar de recaudación fiscal, estabilidad y empleo.
