La ciudad porteña amaneció este domingo con un ambiente de perseverancia en la avenida Malecón, ante el paso de atletas que transpiraban esfuerzo y aquel espíritu inevitable de no rendirse en la competencia Manta Marathon. Con esa misma premisa arribó Mauricio Peña, de 55 años, desde Quito. Llegó dispuesto a no rendirse y corrió con su esposa Diana Beltrán, juntos hacia la meta, como todo lo que hacían en la vida.
Pero el destino pidió una tregua y él, dejando sudor y constancia deportiva en cada trote, falleció súbitamente haciendo lo que le gustaba. De inmediato su esposa y familiares recibieron solidaridad y el apoyo que incluye la competencia con el seguro de vida de cada competidor. Mauricio se convierte en otro personaje que deja un legado en tierras mantenses, principalmente para los corredores, pues su mística deportiva queda como modelo a seguir.
Justamente es el ejemplo con el que coincidió Nancy Flores, de 68 años, quien completó, por segunda vez, 10 kilómetros en Manta. Ella asevera que refleja el espíritu deportivo de no rendirse, desde los 56 años que empezó a competir y que lo evidencia ahora. Dice que ha aprendido a ser fuerte y constante. Más de 1.500 competidores participaron en la cuarta edición de la Manta Marathon, un evento deportivo con más de 7 categorías y con tres distancias para competir: 10, 21 y 42 kilómetros.
El concejal Mauro Rezabala compitió y destacó que de entre los corredores inscritos un 70% corresponden a personas foráneas, con lo que este tipo de eventos continúan fortaleciendo el turismo deportivo de la ciudad y, sobre todo, queda plasmado en sus calles un legado de persistencia y dejar todo de sí.
