EL ODIO COMO INSUMO
Ya no vemos. Vemos sólo lo que queremos ver. Lo que nos indujeron a ver, como la única solución, aunque haya significado el progresivo incremento de la situación actual para vivir con miedo. Nos acostumbraron a ver solo el lado malo del adversario, sin el más tenue ejercicio mental por encontrar un atisbo positivo en sus decires y acciones. Por el contrario, nuestras miradas se educaron para amplificar los errores, desnaturalizar los hechos y distorsionar la información para que nuestra antipatía migre hacia el odio por el rival y sus seguidores que se convierten por inducción en nuestros enemigos.
Mientras los políticos posicionan sus rivalidades para confrontarse, somos inoculados de una versión adversa a los principios, desconociendo que los grupos de poder solo persiguen fines. Borrado el sentido crítico de nuestra reflexión, actuamos instintivamente a tomar partido por los que nos hacen considerar nuestros, contra los otros, responsables de todos los males presentes, aunque ya los nuestros hayan gobernado nuestro pasado reciente, y endosen las culpas al pasado anterior a ellos.
Con el odio como insumo, vamos a expresarlo a cuenta de libertad en cada sitio virtual, envenenando con cada palabra a quien muestre desacuerdo. Se aleja cada vez más nuestra tolerancia, necesaria para que el pensamiento del otro sea respetado. A eso llamamos democracia.