TOQUE DE QUEDA TURÍSTICO

El amasijo de contradicciones dispuesto como forma de gobierno, ya es una marca adoptada por la administración de Guillermo Lasso. Si se disponía un calendario de feria- dos para promover la reactivación económica, y como medida colateral bajaba puntos al IVA en las transacciones, la medida de decretar otro toque de queda desnaturaliza cualquier acción compensatoria.

Nadie puede circular a partir de las 22 horas, en lugares altamente turísticos como como lo son buena parte de los ubicados en la territorialidad manabita. Peor siendo el feriado que se avecina para cuando los visitantes hagan presencia en sitios públicos, playas, bares o discotecas hasta horas antes del límite.

Los operadores turísticos no hacen más que esperar agresiones a sus actividades con las decisiones gubernamentales. No han podido en años, disponer de un periodo regular de actividades que no sea limitado por situaciones adversas como la pandemia, la violencia y el caos.

La última llamada para hacer un toque de queda turístico, puede hasta resultar una ironía entre nosotros, pero viniendo del Gobierno todo es posible a esta altura de su gestión. Esperar a que pase el tiempo y termine cuanto antes su periodo es ya un deseo generalizado, por esperar ahora sí tiempos mejores.

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