MENOS EL CIUDADANO
Fueron claramente ideadas y redactadas para hacer de los pobres más pobres, por más que en su discurso digan lo contrario. Un claro ejemplo está en el precio de las medicinas de venta directa al público. Las enfermedades no discriminan por el estatus social y todos deben medicarse para mejorarse. No es posible que incluso en las mismas farmacias los precios varíen, más caros para unos y más baratos para otros, como si la salud fuera una mercancía. Es un derecho de todos, sin importar si la compra se hace en Los Ceibos, en Cumbayá, en el Guasmo o en Chillogallo; debe costar lo mismo.
¿Quién ha hecho algo al respecto? Nadie. Un nuevo gobierno, cuando llega y dice preocuparse por la salud de los ciudadanos, debería empezar reformulando estos reglamentos y las leyes que introducen cada vez más la mano en los bolsillos de los ecuatorianos, dejándoles piedras que los hunden día a día más profundamente en la pobreza.
Cuando se observan estas prácticas que van en total detrimento de los ciudadanos es que se entiende esta lógica de los socialistas del siglo XXI: mantener al pobre en la pobreza porque solo así ellos seguirán en el poder. Sería bueno escuchar a los candidatos presidenciales, vicepresidenciales y a asambleístas (luego de que aprendan la Ley de la Función Legislativa) explicar lo que harán para sacar esas piedras de los bolsillos de los ciudadanos.