DESARTICULACIÓN DESARTICULADA
La prensa en términos generales tiene significativos contenidos de crónica roja, la realidad, junto a los hechos, evidencian situaciones violentas del día a día. No se trata de los ajusticiados, ni siquiera de las muertes colaterales como consecuencia lógica, es el relativo progreso de las capturas a los responsables materiales, a quienes la Policía logra detener, cuyas suertes carecen de una política y estrategia de solución.
Se dice a grandes titulares, y con la satisfacción del deber cumplido como sociedad: se desarticuló una banda que, o se dedicaba al crimen, al robo, incluso a las extorsiones. En tiempo real son capturados, puestos a órdenes de las autoridades, muchos salen con medidas cautelares y los pocos engrosan el hacinamiento carcelario, desde donde se ordenan la mayoría de actos de violencia, porque el Estado no recupera ese espacio de control.
Desarticuladas algunas bandas, se articulan dentro de las cárceles o recuperan la libertad parte de sus integrantes para seguir con la violencia en círculo vicioso, sin una solución prevista, confiable en conducirnos a una solución definitiva.
La inoperancia de la Secretaría de Seguridad, seguida por la designación de los dos generales en un plan de bajar la inseguridad, carece de resultados. Desarticulados como están, acumulan bandas desarticuladas para recomenzar ejercicios perpetuos de violencia y descontrol. Desarticular la inseguridad es el desafío.