DEMOCRACIA VIGILANTE: EL MENSAJE DEL 16 DE NOVIEMBRE

Leandro Briones Rivera

leandro.briones.r@gmail.com

El 16 de noviembre de 2025, Ecuador demostró que la democracia es conciencia colectiva y participación activa. En el referéndum y consulta popular convocados por el presidente Daniel Noboa, la ciudadanía envió un mensaje claro: está dispuesta a involucrarse en las decisiones nacionales, pero también a fijar límites cuando percibe riesgos y el temor supera al deseo de cambio. La jornada electoral se caracterizó por una participación superior al 80%, evidenciando el interés masivo de la población en decisiones que podrían modificar la estructura política del país. La tendencia nacional fue clara, aunque el mapa electoral presentó matices relevantes. Tungurahua (Provincia que vivió en carne propia la destrucción del supuesto paro nacional de septiembre-octubre de 2025), se destacó como la única provincia donde el “Sí” triunfó en las cuatro preguntas, convirtiéndose en un caso excepcional. En otras provincias, el “No” prevaleció de manera contundente, aunque se registraron apoyos parciales: Chimborazo, Galápagos y Zamora Chinchipe respaldaron la reducción del número de asambleístas; Loja y Pastaza también se inclinaron por esa medida, y Loja además apoyó la eliminación del financiamiento estatal a partidos políticos. A nivel cantonal, únicamente en 20 de los 222 cantones del país el “Sí” logró imponerse en todas las preguntas. Más allá de los resultados. El gobierno, que buscaba concretar transformaciones de gran alcance a través de este proceso, enfrenta ahora el reto de replantear su estrategia. Noboa ha reconocido los resultados y deberá gobernar dentro de los marcos vigentes, privilegiando la búsqueda de consensos, logrando las enmiendas y reformas en procesos legislativos. El camino por seguir exige articular propuestas que fortalezcan la democracia y la institucionalidad, atendiendo las urgencias sociales sin abrir nuevas grietas políticas. El “No” expresado en las urnas no representa únicamente un rechazo, sino que constituye una afirmación de prudencia colectiva. Es la voz de un país que demanda soluciones concretas frente a la inseguridad, el desempleo y la crisis social antes de emprender cambios estructurales que puedan generar incertidumbre en la ciudanía. El desafío para la clase política es convertir este mensaje en acciones constructivas: recuperar la confianza ciudadana, demostrar que la política puede ser una herramienta de progreso. El referéndum del 16.11 quedará inscrito como un recordatorio de que la democracia ecuatoriana, pese a sus tensiones, sigue viva y vigilante. La ciudadanía ha hablado con claridad, reafirmando que el poder, en última instancia, reside en su voluntad.

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