
Christian Murillo Delgado PHD
Ph.D. en Gestión Pública y Gobernabilidad
Visitar un país o una ciudad es vivir muchas experiencias, es darse cuenta de su cultura, costumbres, gastronomía, así como también el de poder tener una percepción de la forma del manejo de la localidad, de lo cual se desprende la calidad de gestión y liderazgo de su gobierno descentralizado, que cuando es positivo y destacado puede llegar a ser reconocido como un modelo de gestión, pero cuando es el caso opuesto genera preocupación en el visitante, más aún cuando éste ha visitado en ocasiones anteriores, observando una ciudad diferente; siendo este el caso de la ciudad de Manta, que ha venido impulsándose desde hace veinticinco años como uno de los cantones con un desarrollo acelerado tanto en lo residencial como en lo industrial y en lo portuario, ubicándose como una ciudad importante y referente para el turismo y negocios no solo del Ecuador sino de la Región. A diferencia de años anteriores en el que ir a Manta dejaba al turista una experiencia de primer nivel y de admiración, en los últimos meses se ha perdido esa perspectiva en razón de que el desarrollo que se vino dando desde 1999 no solo se ha estancado, sino que ha venido en retroceso; calles y vías agrietadas, manzanas enteras donde sus habitantes no cuentan con líquido vital, con abastecimiento en baldes como antaño, son claros indicadores de que la gestión que hay en la ciudad no solo está incumpliendo sus deberes y obligaciones con el cantón, sino que además está generando un impacto negativo en la calidad de vida de sus habitantes, los cuales venían acostumbrándose a vivir en un cantón que se desarrollaba hacía un modelo de gestión exitoso y que en la actualidad ven en la falta de servicios un problema permanente con la actual municipalidad. Pero dentro de lo señalado, los cuales son problemas que algunos Gobiernos Descentralizados por falta de gestión y carencia de recursos están inmersos, lo notoriamente grave y diferencial es respecto a los funcionarios y obreros municipales impagos en sus haberes así como en su seguridad social, la mayoría pertenecientes a la Agencia de Tránsito Local, tema que se ha desatado por la polémica entre la Alcaldesa de Manta y la Ministra de Trabajo, lo cual ha desnudado las falencias evidentes del cabildo, pero destacando, en este caso, es que las observaciones provienen de una Ministra que tiene el pleno dominio y el conocimiento de su área, y que a aún con su intervención, que a esta altura, les otorga un halo de esperanza a las centenas de funcionarios y obreros municipales que cada día observan con desesperanza el pago retrasado por más de cinco meses en sus haberes para el sustento de sus familias, no deja de preocupar el estado del cantón, cuya gravedad está llegando a ser tema de connotación nacional, ya no por ser una ciudad modelo sino por su alarme situación. Una gestión pública efectiva contempla algunos recursos para el desarrollo efectivo de su administración, citando como por ejemplo el recurso financiero, el tecnológico, el logístico, pero todos estos sobre la base de otro recurso importante: el recurso humano, el mismo que es fundamental para sostener a los recursos mencionados y por sobre el cual se evidencia en su compromiso la capacidad de liderazgo o la ausencia del mismo, sobre todo dentro de un gobierno descentralizado que debe tener como premisa el desarrollo de su ciudad, dejando a la ciudadanía como reflexión: Cómo la correcta o incorrecta elección de autoridades locales, define no solo el manejo de un cantón sino que puede alterar el estilo de vida de sus habitantes; es por esto que cada administración municipal contempla una versión propia de su ciudad; Manta ha tenido muy buenas versiones en su historia, esperemos que vuelva a tenerlas, sus habitantes, la provincia y el país lo requieren.
															
								


