Frank Demera es un joven manabita que horas antes de entrar a sus clases universitarias en la carrera de Enfermería, recorre los pasillos de la misma “U” para vender helados y poder costear sus estudios. La historia de este gran soñador y ejemplo de millones de jóvenes: Frank tiene 22 años de edad, es el único varón de la familia y vive en la parroquia Crucita, de Portoviejo. Desde este lugar viaja todos los días en bus, de lunes a viernes, hasta la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí (ULEAM), en Manta, para estudiar la carrera de Enfermería.
Está en el sexto semestre y durante los primeros cinco, los gastos en movilización y alimentación para sus estudios, dependieron de otras circunstancias. Ya en el actual semestre, se vio en la necesidad de empezar a vender helados en la propia universidad, para no dejar de estudiar. De lunes a jueves, Frank estudia por la tarde, por lo que adelantó su viaje desde las 10 de la mañana para, en ese tiempo, vender sus helados de sabor a leche, chocolate, oreo, mora, entre otros. Cuestan 50 centavos y los trae a Manta en una hielera que luego deja en el área de Secretaría de su facultad.
Para el rector de la “U”, Marcos Zambrano, el esfuerzo de Frank es admirable, por lo que aseguró solicitará a los maestros, todo el apoyo necesario “para que este joven continúe en el sendero de cumplir su sueño”. Los viernes, Frank estudia por la mañana, por lo que pide a su maestro de turno le regale solo 20 minutos para entrar a los cursos y recorrer los pasillos de Enfermería y así vender los helados.
Comúnmente vende todos los 50 helados que lleva a diario. Dice él que el apoyo en este caso de sus compañeros, siempre está. Frank no necesita un uniforme aparte para vender helados, lo hace con el mismo uniforme con el que estudia su carrera. Luego de terminar las clases, retira su hielera y se marcha a su querida Crucita, donde se pone a trabajar con la familia en la preparación de nuevos helados, para el día siguiente la venta.
