Los Huracanes No Pasan: los Andes Bloquean la Furia del Clima en Ecuador

Pocos lo saben, pero la cordillera de los Andes es una de las principales razones por las que Ecuador no sufre huracanes ni tornados. Esta imponente cadena montañosa, que atraviesa el país de norte a sur, actúa como una barrera natural que rompe los flujos de aire necesarios para que se formen estos fenómenos extremos. Según el Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, la compleja orografía andina interrumpe el desarrollo de sistemas atmosféricos violentos, especialmente los que requieren movimientos horizontales y verticales de gran escala. Además de la geografía, hay otros factores clave.

Ecuador está justo sobre la línea ecuatorial, donde el efecto Coriolis, la fuerza que provoca la rotación de los huracanes, es prácticamente nulo. De acuerdo con la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE. UU.), sin ese giro, no puede generarse ni sostenerse un ciclón tropical. Otro elemento que impide la formación de tornados es la escasa cizalladura del viento. Según el Servicio Meteorológico Nacional de Argentina, los tornados requieren cambios bruscos en dirección y velocidad del viento en diferentes niveles de la atmósfera, algo poco común en el clima ecuatoriano, donde predominan flujos de aire más estables.

Por último, la Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT), presente a lo largo del ecuador, provoca lluvias frecuentes, sí, pero no las bajas presiones organizadas ni los sistemas estructurados que alimentan huracanes. Según la Organización Meteorológica Mundial, esta zona genera inestabilidad, pero no ciclones ni tormentas en espiral destructiva, lo que convierte a Ecuador en un país casi inmune a estos desastres, que se ven sobre todo en en Centro América y Norte América, en Oceanía, Europa y poco en África.

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