LA UNIVERSIDAD Y LOS DEBATES NACIONALES

La Universidad es un espacio que debe ser vivo, amplio e íntegro. Su peso es mayor en coyunturas donde el país merece que, especialmente los jóvenes, reflexionen sobre la realidad nacional y generen propuestas de cambio. Ciertas instituciones, como las que forman a estudiantes de posgrado, tienen una responsabilidad aún mayor, porque entre sus alumnos hay profesionales que trabajan en el sector público o privado y pueden iniciar cambios desde sus propios puestos de trabajo luego de que profundizan sus conocimientos. Se debe aprovechar el ímpetu de la juventud para dar las ideas que lleven a la transformación. La Universidad debe recuperar su voz sobre los grandes debates del país, en un momento clave: Ecuador tiene a un joven Presidente que hoy domina (casi) todos los poderes del Estado. Los jóvenes pueden conectarse mejor con uno de sus pares, pragmático y que habla con sus mismos códigos. La Universidad debe ayudar a interpretar la política, la economía y la sociedad actual, fomentando la libertad y el respeto a la ley y los derechos humanos. En los últimos años ha crecido un silencio que responde a varias trabas. Una, es la intromisión de los políticos que preferían estudiantes obedientes sobre críticos y pensadores de ideas para mejorar el país. Otra es la Ley Orgánica de Educación Superior, que responde a una realidad de hace más de 15 años sin haberse actualizado. Hay más. Es urgente que la Universidad pierda el miedo a debatir y proponer, y sus estudiantes, a hacerse cargo del país que también es suyo.

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