Desde el 1 de mayo de 2025, las líneas de buses 49 y 114 dejaron de circular en el sector de Flor de Bastión, en el distrito Nueva Prosperina de Guayaquil, debido a las constantes amenazas y ataques por parte de grupos delictivos. Esta zona, una de las más peligrosas de la ciudad, acumula cerca de 300 muertes violentas en lo que va del año.
Transportistas denuncian que han recibido mensajes intimidatorios y exigencias de pagos extorsivos por parte de una facción del grupo criminal «Los Tiguerones», considerado terrorista por el gobierno ecuatoriano. Según los afectados, los extorsionadores exigen una “entrada” de 25 000 dólares para permitir la circulación, seguida de pagos mensuales de 3 000 dólares. En total, el monto inicial solicitado asciende a 40 000 dólares.
Los ataques no han sido solo amenazas. En un video que circuló en redes sociales a finales de abril, se registró el asesinato de Plácida Luna, de 54 años, quien fue baleada dentro de un bus de la línea 49 mientras pagaba su pasaje. El atentado dejó en shock a la comunidad y evidenció el nivel de violencia que enfrentan tanto usuarios como transportistas.
La suspensión del servicio ha dejado a cientos de ciudadanos sin transporte directo, obligándolos a caminar largas distancias para acceder a calles principales y tomar otras rutas. “No hay buses, y tenemos miedo. Pero tampoco tenemos cómo llegar a nuestros trabajos”, relató una usuaria afectada.
Ante esta situación, los propietarios de las unidades han decidido suspender indefinidamente las operaciones, al verse acorralados por las bandas criminales. La inseguridad sigue golpeando con fuerza a sectores populares de Guayaquil, mientras los habitantes reclaman respuestas urgentes del Estado.