Dr. Juan Carlos Cassinelli Cali
Ex Ministro de Comercio Exterior, Doctor en Jurisprudencia, Director de Global Trade Consulting. Presidente del Comité de Comercio de Inversiones amcham GYE
Twitter: @JCCassinelli juancarlos@cassinelliabogados.com
Definitivamente, tanto Ecuador como el resto del mundo están atentos a cómo cada país reacciona frente a lo ocurrido el pasado 2 de abril, fecha que ha sido denominada como el “día de la liberación”, cuando Estados Unidos anunció la implementación de nuevos aranceles recíprocos. En el caso de Ecuador, esta medida afecta directamente a toda nuestra producción exportable con un arancel del 10%. Otros países también se han visto impactados: la Unión Europea enfrenta un arancel del 20%, China un 34% adicional, y Tailandia y Vietnam un 35%. Esta situación tiene repercusiones importantes, pero es necesario analizar cuál es el verdadero impacto directo para Ecuador. En productos clave como el banano y el camarón —cuya situación ha sido ampliamente comentada—, hasta ahora ingresábamos al mercado estadounidense con un arancel del 0%, al igual que lo hacen países con Tratados de Libre Comercio (TLC). Sin embargo, con la nueva medida, ahora enfrentamos un arancel del 10%. Cabe destacar que incluso países como Colombia y Perú, que tienen TLC con Estados Unidos, también han sido sujetos a este nuevo arancel, lo cual elimina temporalmente esa ventaja comercial. En términos de porcentaje arancelario, esto nos sitúa en una posición similar a la de nuestros competidores regionales. No obstante, lo que podría verse afectado en las próximas semanas es la demanda, debido a posibles cambios en la capacidad adquisitiva o en las preferencias del consumidor estadounidense. Hay otros productos que sí sufrirán un impacto mucho más severo. Un ejemplo claro es el mango ecuatoriano. Ecuador exporta mangos por un valor aproximado de entre 70 y 80 millones de dólares al año, y el 90% de esa producción tiene como destino Estados Unidos. ¿Cuál es el problema? El problema radica en que, para ingresar al mercado norteamericano, ya pagábamos una tarifa por caja o por kilo. A ese valor ahora se le ha sumado un 10% adicional en arancel. Por lo tanto, considerando el nuevo precio por kilo más el gravamen, el costo final para ingresar al mercado estadounidense podría aumentar entre un 40% y un 50%, lo que hace que este destino fundamental para nuestras exportaciones se vea seriamente comprometido. Otro producto afectado es el brócoli. Históricamente, Ecuador pagaba un arancel de aproximadamente 15% por su exportación. Hoy, con el nuevo arancel del 10%, el impacto será considerable y pasará a pagar el 25%. Aquí enfrentamos una competencia directa con México, que tiene un arancel similar, pero cuenta con la ventaja del transporte terrestre, mientras que nosotros dependemos del transporte marítimo. Esta diferencia en logística afecta nuestra competitividad, especialmente considerando que el brócoli representa un sector sensible para la economía de la Sierra Central, donde miles de familias dependen de esta producción, y donde la mitad de la cosecha tiene como destino Estados Unidos. Además de estos dos ejemplos —a los que podríamos sumar el caso de las flores y del atún enlatado—, debemos hacer una reflexión importante. Este domingo, en el marco de las elecciones, quien resulte electo como Presidente de la República, sea el actual mandatario o un nuevo líder, tendrá la responsabilidad de iniciar negociaciones bilaterales efectivas con Estados Unidos. El objetivo debe ser reducir estos niveles de fricción y buscar algún tipo de mejora arancelaria para proteger nuestra economía exportadora. Finalmente, es fundamental trabajar en la diversificación de mercados. Esta siempre ha sido mi recomendación. La diversificación solo será posible si contamos con un Pro Ecuador realmente activo en distintas regiones del mundo. Europa todavía ofrece muchas oportunidades por explorar, especialmente si se promueve adecuadamente nuestra producción en países de la Unión Europea en los que aún no tenemos una presencia significativa. Asia también debe estar en el radar estratégico. Hay mucho por hacer, y se requiere una propuesta clara que nazca desde un Viceministerio de Comercio Exterior que debe escalárselo nuevamente a Ministerio de Comercio Exterior y que tiene una enorme responsabilidad por rescatar este destino tan importante, el primero de las exportaciones del Ecuador hacia el mundo.