El Parque Nacional Yasuní, una de las reservas más biodiversas del planeta, está en riesgo. A pesar del mandato popular de 2023 que ordenó frenar la explotación petrolera en el Bloque 43-ITT, el peligro no ha desaparecido. La deforestación avanza, la contaminación por hidrocarburos sigue latente y las comunidades indígenas que habitan el área enfrentan amenazas constantes.
El equilibrio de este santuario natural pende de un hilo. Las perforaciones petroleras han dejado cicatrices en la selva, alterando ecosistemas frágiles y desplazando a especies únicas. Mientras tanto, los contactados pueblos Tagaeri y Taromenane siguen expuestos a la violencia y la invasión de sus territorios.
A pesar de las promesas de protección, la presión de intereses económicos no cesa, poniendo en duda el futuro del Yasuní y su invaluable riqueza biológica.