El aumento de los precios en Ecuador se ha convertido en una de las principales preocupaciones para la mayoría de los ciudadanos. La inflación ha disparado el costo de productos básicos, como alimentos, combustibles y medicinas, mientras que los salarios siguen siendo insuficientes para cubrir las necesidades básicas de muchas familias. Esta situación ha creado un círculo vicioso que afecta directamente a la calidad de vida de los ecuatorianos. Los hogares más vulnerables son los más golpeados por esta crisis, pues enfrentan dificultades para acceder a una alimentación adecuada y otros servicios esenciales.
Las familias de clase baja luchan por mantener sus hogares, ya que la falta de empleo estable y la precarización del trabajo informal les obliga a buscar formas alternativas de subsistencia, pero sin seguridad social ni estabilidad laboral. Esta realidad refleja una brecha creciente entre los más ricos y los más pobres en el país.
A pesar de los intentos del gobierno por implementar políticas económicas para mitigar la crisis, los efectos de la inflación siguen afectando gravemente al sector más vulnerable. Mientras los precios continúan al alza, las oportunidades para mejorar las condiciones laborales y económicas para la mayoría de la población siguen siendo limitadas, lo que genera un panorama incierto para los ecuatorianos.