El papa Francisco sigue atento a los últimos acontecimientos en el mundo y en la Iglesia desde el hospital Gemelli de Roma, donde este domingo 9 de marzo alcanzó los 24 días de internación por problemas respiratorios, ahora estabilizados y en lenta mejoría. El pontífice argentino, de hecho, pudo seguir este domingo, por videoconferencia, los ejercicios espirituales de Cuaresma que la Curia Romana lleva a cabo en el Aula Pablo VI del Vaticano, aunque sin dejarse ver a través de la pantalla.
Francisco, de 88 años, permanece hospitalizado desde el pasado 14 de febrero por una neumonía bilateral que, en las últimas semanas, le ha causado algunas crisis preocupantes, pero que ahora muestra una “gradual y leve mejoría”, con una “buena” respuesta a la terapia. Hasta el cierre de esta nota, los médicos no habían emitido el parte, pero fuentes de la Santa Sede indican que la situación sigue siendo la misma que el sábado: “La estabilidad continúa y se confirma la ligera mejoría advertida” en la víspera.
Aun así, los especialistas mantienen una postura cauta, ya que su cuadro clínico sigue siendo “complejo” y, por ello, el pronóstico continúa siendo reservado. El papa se dedica al reposo en el apartamento privado de la décima planta del Gemelli, mientras se ejercita con fisioterapia motora y respiratoria. Durante el día, recibe altos flujos de oxígeno con cánulas nasales y, por la noche, usa ventilación mecánica con una máscara. Ya ha superado tres semanas oculto al mundo, y la única vez que su voz —débil, afectada y en español— ha trascendido los muros del hospital fue el pasado jueves, a través de un audiomensaje
en el que agradecía a los fieles que cada noche rezan por su salud en la Plaza de San Pedro. No obstante, sigue gobernando la Iglesia y se mantiene informado de lo que ocurre en el mundo desde su habitación del hospital, bautizada por Juan Pablo II como ‘Vaticano tercero’ por sus numerosos ingresos (después de la Santa Sede y el palacio de verano de Castel Gandolfo).