Santiago Palacios Montesinos
Comunicador Corporativo santiagopalaciosm@gmail.com
Este 2024 quedará en la memoria de los ecuatorianos como un año complejo, lleno de desafíos que golpearon diversos aspectos de nuestra vida cotidiana. Sin embargo, también ha sido un período que ha puesto de manifiesto nuestra capacidad para resistir y adaptarnos en medio de la adversidad. La inseguridad, uno de los principales flagelos del país, marcó profundamente a nuestras comunidades, afectando no solo la tranquilidad de los ciudadanos, sino también el desarrollo de sectores productivos y turísticos. A esto se sumaron desafíos económicos derivados de un entorno global incierto y la necesidad de enfrentar problemas estructurales como el desempleo y la desigualdad. El contexto político no fue menos turbulento. Las tensiones entre actores institucionales dificultaron la implementación de reformas necesarias, generando incertidumbre en muchos sectores. Sin embargo, es justo reconocer que, en medio de este panorama, hubo esfuerzos desde la sociedad civil y el sector privado para impulsar proyectos que fomentaron el empleo, el emprendimiento y la educación, especialmente en áreas rurales y para jóvenes. No todo fue negativo. Este año, el talento ecuatoriano siguió brillando tanto dentro como fuera del país. Nuestros productos continuaron abriéndose paso en mercados internacionales, consolidando a Ecuador como un referente en calidad y sostenibilidad. En el ámbito cultural, Manabí se convirtió en un destino gastronómico de talla mundial, poniendo en valor nuestra riqueza culinaria y la creatividad de nuestros chefs y productores. El panorama no es fácil de cara al 2025. Ecuador enfrenta enormes retos que requerirán una acción coordinada y decisiones firmes para avanzar hacia un futuro más seguro y equitativo. Sin embargo, si algo nos ha enseñado este año, es que el espíritu resiliente de nuestra gente sigue intacto. Ecuador tiene una capacidad única de levantarse frente a la adversidad, apoyándose en su diversidad, creatividad y unidad. El nuevo año trae consigo la oportunidad de aprender de las lecciones del pasado, construir alianzas sólidas y trabajar juntos hacia un objetivo común: un país más justo, próspero y lleno de oportunidades para todos. El 2025 no será fácil, pero tampoco imposible. Con determinación y esfuerzo, podemos convertir los desafíos en el motor de una transformación real. Porque cuando Ecuador se une, no hay reto que no podamos superar.