Manabí, provincia conocida por su rica gastronomía y tradiciones, se consolida como el lugar perfecto para degustar uno de los platos más icónicos del Ecuador: el encebollado. Este delicioso guiso a base de pescado albacora, yuca, cebolla encurtida y un caldo especiado, es considerado un símbolo nacional y el preferido para mitigar el hambre o como cura tradicional para la resaca.
En los mercados y restaurantes de Manabí, el encebollado no es solo un alimento, sino una experiencia cultural. La frescura del pescado, combinado con los toques únicos que cada chef manabita aporta al plato, convierten a este rincón del país en un destino obligado para los amantes de la buena comida. Además, es común acompañarlo con chifles (plátano verde frito) y pan, un detalle que refuerza su lugar en la mesa ecuatoriana.
Más allá del sabor, el encebollado cuenta historias. Sus ingredientes, arraigados en la tradición costeña, reflejan la conexión de Manabí con el mar y la tierra. Prepararlo es un arte que se hereda de generación en generación, haciendo de este platillo un verdadero emblema de identidad y orgullo.
Cada fin de semana, turistas de diferentes rincones del país llegan a ciudades como Manta, Portoviejo y Jipijapa para saborear el mejor encebollado, siendo este un motor económico que impulsa a los pequeños negocios y mercados locales. El encebollado no solo es una comida, sino una tradición viva que, desde Manabí, sigue conquistando corazones y paladares.