CUALQUIERA PUEDE LLEGAR A ASAMBLEÍSTA Y LOS RESULTADOS SON EVIDENTES
La última encuesta de Ipsos nos revela que la campaña electoral para la elección de presidente y asambleístas, está lejos de ser una fiesta democrática. Los políticos se están hundiendo en las mediciones. Los resultados de octubre muestran que, en un mes, perdieron tres puntos de confianza. Pasaron de 13%, en septiembre, al 11% para este mes. Este es un deterioro profundo que está relacionado con su ineficiencia y falta de resultados. Y parece que no detendrán su caída. Ningún partido político exige otros requisitos a sus candidatos y suplentes para asambleístas, más allá de los pedidos irrisorios que impone la ley. El Código de la Democracia no impone ni siquiera el requisito de un título universitario para llegar a la Asamblea, ni que estén afiliados a los propios partidos políticos. Por esto y mal desempeño, sus mediciones siguen cayendo en perjuicio del país. Y ya no pueden culpar a la prensa o los líderes de opinión. Ellos mismos han tenido la oportunidad de cambiar el Código de la Democracia después de cada elección, pero jamás han apoyado un solo proyecto de reforma sustancial y, el Ejecutivo, con su propuesta de retirar los fondos para la promoción electoral, se quedó corto, pues resultó ser un proyecto reactivo al escándalo mediático del momento. Ha desperdiciado la oportunidad de imponer requisitos que constituyan un verdadero filtro para mostrar la probidad, honradez y competencia de quienes tienen la responsabilidad de llevar el rumbo del país. La ciudadanía se está quedando sin representantes y eso implica un riesgo para los políticos y la misma democracia.