El embalse de Mazar está a punto de llegar al mínimo que requiere para su operación: 2 115 metros sobre el nivel del mar (msnm). Si baja de esa medida, la central hidroeléctrica del mismo nombre, Mazar, saldrá de funcionamiento y con eso dejará de entregar al país 170 megavatios. Aunque no es todo. Desde las 01:00 de este sábado 21 de septiembre, su nivel de agua (cota) se ubicaba en 2 117,88 (msnm). Pero con el transcurso de las horas se ha venido reduciendo paulatinamente. A las 15:00 ya registra 2 116,82. Con este ritmo puede llegar a su punto mínimo de operación el domingo 22 o máximo el lunes 23 de septiembre. Si se fuerza el funcionamiento de la hidroeléctrica Mazar con esas condiciones se pueden dañar sus turbinas por los sedimentos que arrastra.
¿POR QUÉ ES IMPORTANTE LA REPRESA DE MAZAR? La represa de Mazar es estratégica para el Ecuador, pues esta alimenta a la represa de Amaluza, la cual a su vez alimenta a las hidroeléctricas Paute-Molino y Sopladora. Tanto Mazar, Paute-Molino y Sopladora entregan al país 1 756 megavatios, alrededor del 38 % de energía de la demanda nacional. En otras palabras, sin la represa de Mazar estas hidroeléctricas se verán afectadas y por ende proveerán de menos energía eléctrica. De esta manera, los apagones no solo que estarán garantizados, sino que pueden agudizarlos, es decir, que sean más prolongados. “El embalse Mazar sirve para acumular agua durante el periodo lluvioso para que sea utilizado durante el periodo de estiaje. Mientras vamos vaciando el volumen de Mazar, la situación es cada vez más crítica, porque nos estamos quedando sin agua para generar energía en Mazar, Molino y Sopladora”, indica el experto energético, Ricardo Buitrón. “Si llegamos al mínimo de operación pueden existir apagones mucho más prolongados. La crisis en el sector no solamente es por el agua. Hay que ver cuánto están produciendo las termoeléctricas”, señala el consultor energético, Darío Dávalos.